El actor Iñaki Mur, se declara habitué del Espai y destaca la apuesta por la integración social y el comercio justo de Mescladís.

El artículo pertenece a On Barcelona, suplemento semanal de cultura, arte, tendencias, gastronomía y ocio de El Periódico.

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El museo imaginario

Un zoco llamado Espai Mescladís
El actor Iñaki Mur, de 'Merlí', es un habitual de este local del barrio Gòtic que mezcla solidaridad, gastronomía, muebles 'vintage', juguetes, esculturas...

Viernes, 21 de octubre del 2016. Ferrán Imedio.

«Te voy a proponer un sitio que seguramente no conoces y que, cuando hayas acabado de leer este artículo, tendrás ganas de visitar. Y cuando lo hayas visitado, también querrás que forme parte del museo imaginario de On Barcelona. Es el Espai Mescladís, que está en la calle de Carders, 35, en el Gòtic. Es una especie de zoco, un espacio cerrado que en su interior tiene parte del techo abierto al aire libre. Allí hay muebles, juguetes para niños (es fácil ver a madres con sus hijos pasando el rato allí), cortinas, esculturas... Lo malo es si llueve, pero hay una parte cubierta para resguardarse del agua. Visualmente es muy agradable, con mesas de diferentes colores, con un aire vintage, juguetes antiguos... Además, aquello es tan bonito que no dirías que es la sede de una oenegé. Espai Mescladís está a favor del comercio justo y en contra de las grandes marcas, así que nunca encontrarás allí una Coca-Cola. Los camareros son inmigrantes porque se trata de un espacio que se implica mucho en la integración social. Ya te digo, debería estar en un museo porque muy poca gente sabe de él, y así se daría más a conocer. Tiene un bar al que voy mucho, es un lugar superespecial. Tan tan bonito... Funciona como un bar normal, puedes comer, tomar una copa, probar tapas...

COMIDA MAGREBÍ

Respecto a la comida, diré que se come bien; no diré que es de guerrilla, aunque tampoco hay nada fastuoso, pero lo hacen muy bien, tipo casual. La carta es extensa y hay muchos zumos, tés, comida magrebí, oriental... Ojo, que no tienen unos horarios muy convencionales porque cierran a eso de las nueve de la noche. Vale mucho la pena, está muy muy chulo. Yo voy muy a menudo, así que es fácil encontrarme allí. Sin duda, es uno de mis lugares favoritos de Barcelona».

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